La Ley de Medios y un ensayo de escritura aleatoria (la mía, claro)

Nos enterábamos hace unos días que el Procurador General de la Nación, Esteban Righi, recomendaba a la Corte Suprema el rechazo a la medida cautelar que pende sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (ley 26.522), aprobada por unanimidad y sancionada en octubre pasado. Costó, sin embargo, encontrar esta noticia en La Nación y en Clarín y buscándola derivamos por senderos insospechados.

A veces uno se encuentra con notas periodísticas que disparan recuerdos y asociaciones libres sobre otras cosas que se han leído y que en su momento fueron sólo a título informativo, para pasar el rato, o también enormes interrogantes que se olvidaron en el fragor de la rutina diaria. Eso me ocurrió con el inesperado ejercicio de escritura que terminó siendo lo que leerán a continuación.

–¿De qué medios de comunicación dispone el gobierno? (pregunta el periodista)

–Prácticamente de nada. Los procesos anteriores desmantelaron y destruyeron los medios públicos. Quedamos con dos radios. La Radio Nacional de Paraguay con equipos totalmente obsoletos y 43 discos después de tener la discoteca más grande de Paraguay (...) "No hay otra alternativa. La corresponsabilidad en la gestión de los medios públicos entre el Estado y la sociedad civil es empoderar a la ciudadanía y esto puede ser absolutamente trascendente".

Con estas palabras cierra la entrevista mantenida con el diario argentino Página/12 (31 de mayo de 2010), Augusto Dos Santos, Ministro paraguayo de Comunicación para el Desarrollo a cargo de la Sicom (Secretaria de Información y Comunicación para el Desarrollo).

¿Qué leemos en el diario paraguayo ABC COLOR en su versión digital? “Gobierno anuncia fenomenal plan para crear medios de comunicación propios” Y uno, desde Mar del Plata, la capital mundial de la ingenuidad, piensa, chau… se viene la expropiación, la bolchevización de los medios masivos de comunicación. ¡Rajemos! Pero antes de hacerlo recordemos algunas cosillas:

ABC COLOR, el diario que se victimiza como nuestro querido monopolio Clarín por la campaña que allegados al gobierno de Lugo han levantado en su contra ("ABC MIENTE") es el mismo que en su editorial del 7 de octubre de 2007 (sin firma, por supuesto) titulaba "Democracia Puta" (hay que leerla porque es de una delicia inenarrable, tanta, que dos años y pico después, justo, como de casualidad, en medio de las disputas entre el gobierno y Martincito Redrado por el uso de reservas para pagar la deuda, el señor Marcos Aguinis para La Nación se permitía recordarla con lujo de detalle). Es el mismo diario que a principios de la década de este siglo XXI, junto con la Asociación Rural Paraguaya (sí, también, entre otras cosas defiende los intereses sojeros) encabezaba una cruzada en contra de una comunidad indígena que intentaba reivindicar un territorio ancestral en el Chaco paraguayo, propiedad de un latifundista norteamericano. Su título es contundente "Inseguridad total para las actividades lícitas" (que vendrían a ser las del latifundista, claro).

Este es el diario que compara a Chávez y a Lugo con Stroessner, aunque la segunda asimilación no sea directa. Porque teme que empoderar a la ciudadanía sea el final de la voz única que ha marcado los destinos de una Latinoamérica dividida que sigue sangrando por las mismas heridas. No olvidamos la Guerra de la Triple Alianza, la Guerra Grande, no olvidamos esa vergonzosa cruzada que llevó casi a la desaparición de una nación que podría haberse contado como la más importante del continente americano en su época y que la redujo a un estado satélite de Brasil.

Porque como decía Noelia, en el posteo anterior, sólo la capacidad crítica nos hace crecer como seres pensantes, porque aunque las mentalidades sean los procesos de más larga duración que constriñen a los hombres, tomamos partido, nos apoderamos de los silencios, ejercemos la memoria y hacemos nuestro trabajo: recordar. De otro modo, Andrés Rivera habrá tenido razón y la derecha cruzará el umbral y reclamará ley y orden.

Por la implementación de la Ley de Medios Audiovisuales le duela a quien le duela. Por la posibilidad de hacernos responsables de nuestras acciones a través de la palabra. Por la posibilidad de hacer historia de verdad y no quedarnos en el mezquino chiquitaje del "es tuyo" o "es mío".