Leíamos hace un rato, antes de que el portal del Diario El Atlántico se actualizara, antes de que lo inevitable ocurriera, que Gregorio Rafael Molina había asegurado ayer, ante Dios, que era inocente de todo lo que se le acusaba. Hasta ese momento no había querido hablar y esas fueron sus únicas palabras.
Pensaba, mientras repasaba la nota, leyendo uno por uno los contraalegatos presentados por la defensa, que trataban de racionalizar y minimizar el horror, en encontrar la manera de escribir sin hacer honor a mi nick. Pensaba digo, yo que no creo en dios, en el infierno que les espera a los perjuros y recordé el Naströnd nórdico, esa "playa de cadáveres" donde el sol no brilla nunca, y que es compartida por los asesinos y los seres viles que han muerto sin honor.
Gregorio Rafael Molina no está muerto y todavía le quedan muchos años por delante pero el Tribunal Oral Penal Federal de la Ciudad de Mar del Plata lo condenó a Prisión Perpetua. Años que tendrá para reflexionar y habituarse a que toda acción tiene su reacción, a que no pueda decidir que el sol brille a su antojo, a que la dramática realidad argentina de esos años ya no podrá seguir siendo tapada, como dijo el General Valle (hoy, en el aniversario de su ejecución) "por más que tengan a toda la prensa del país alineada".
Gregorio Rafael Molina no está muerto y todavía le quedan muchos años por delante pero el Tribunal Oral Penal Federal de la Ciudad de Mar del Plata lo condenó a Prisión Perpetua. Años que tendrá para reflexionar y habituarse a que toda acción tiene su reacción, a que no pueda decidir que el sol brille a su antojo, a que la dramática realidad argentina de esos años ya no podrá seguir siendo tapada, como dijo el General Valle (hoy, en el aniversario de su ejecución) "por más que tengan a toda la prensa del país alineada".
La Justicia se ha expedido y entre tanto dolor el abrazo de las víctimas y de sus familiares habla por sí mismo. Ha caído otro ladrillo de la pared y en algún momento, la pared completa se vendrá abajo, pero eso dependerá de que estemos dispuestos a arriesgarnos y enfrentar lo que nos pueda develar el otro lado porque quizá no nos guste.
1 comentario:
Evidentemente, como me dijo usted ayer, Dios no le creyó. Esperemos que se haga justicia y se pudra en la carcel porque las personas a las que asesinó no tuvieron opción de nada. Por más años que tenga se lo merece, y también lo merecen los familiares y sobrevivientes... Que al menos se haga justicia por los que no están y por quienes siguen buscándolos con algo de esperanza.
No soy una buena redactora como lo son ustedes pero quería que sepan que tienen aguante detrás de este monitor.
¡¡Un abrazo afectuoso!!
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