Un amigo nos hizo llegar estas líneas que escribió acerca del aniversario del levantamiento del General Valle y como no queríamos colgar en soledad la carta, por todos conocida, le pedimos si nos dejaba agregarle sus comentarios y el desarrollo histórico que hizo en torno al suceso del 9 de junio.
Hoy se cumple un nuevo aniversario del levantamiento cívico-militar del 9 de junio de 1956 que, encabezado por Valle y Tanco, buscaba restaurar la soberanía popular, acabando con le dictadura aramburista.
Ingenuo intento, infiltrado por el SIDE y condenado de antemano a ser derrotado, la dictadura aramburista lo dejó hacer, para dar una lección "involvidable" a la negrada peronista y a los militares patriotas que quedaban...(¿Se acuerdan del "se acabó la leche de la clemencia", de Norteamérico Ghioldi?).
Junto con los fusilamientos a los implicados en la conjura militar, el poder dictatorial "ejecutó" clandestinamente a ciudadados comunes, algunos de los cuales no tenían la más remota vinculación con el episodio. Rodolfo Walsh comenzó allí una labor periodístico-política que, además de generar un nuevo estilo de escritura, posteriormente denomina non-fiction, al preparar Operación Masacre, lo convirtió en todo lo que después fue: partícipe de Prensa Latina, descifrador de las claves que anunciaban Playa Girón, dramaturgo, autor del cuento "Esa Mujer", alguna vez catalogado como el mejor de la historia de la literatura argentina, militante político, director del períodico de la CGT-A, periodista del Semanario Villero y del diario Noticias, y el más célebre y claro de los disidentes montoneros, no sólo autor de la poderosa metáfora de la "patrulla perdida", sino también de la extraordinaria y valiente Carta Abierta a la Junta Militar, monumento del periodismo mundial, al decir de Gabo García Márquez (que fue su compañero de trabajo y parrandas en Prensa Latina...).
Pero hay otro documento fundamental de esa epopeya que merece ser rescatado, y es la carta que, antes de su fusilamiento, escribió el General Valle al dictador Aramburu, quien había sido su compañero de banco cuando estudiaban en el Colegio Militar de la Nación...
Escrita en el mejor estilo de las inolvidables cartas que escribió el Coronel Dorrego poco antes de su asesinato por el golpista Gral. Lavalle, y no carente de la épica que impidió al glorioso Coronel Martiniano Chilavert - unitario el hombre, pero patriota -, a puro coraje, ser fusilado por la espalda como lo ordenaba el gobernador de Entre Ríos y Jefe del Ejército Grande, Urquiza, poco después de Caseros, conserva aún hoy una grandeza que estremece.
Vaya entonces nuestro homenaje a este patriota.
Carta del General Valle a Aramburu
Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. Debo a mi patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido. Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego friamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta. Así se explica que nos esperaran en los cuarteles apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución.
Con fusilarme a mí, bastaba. Pero no, han querido escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas en los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí está inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.
Entre mi suerte y la de ustedes, me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, ¡hasta ellas!, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos.Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años, sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones. La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.
Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclamada radial comenzó por exigir respecto a las instituciones y templos y personas.
En las guarniciones tomadas no sacrificamos ni un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95 por ciento de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningun hombre ni de ningún partido. Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro pueblo.
Todo el mundo sabe que la crueldad la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para liberarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por ese método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.
Como cristiano me presento ante Dios, quien murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y, como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos, no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conocerá algún día esta carta y la proclama revolucionaria, en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con las que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias en sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos.
Viva la Patria.
Juan José Valle
3 comentarios:
Muy bien, Némesis, muy bien. Los seguidores crecen y los posteos mejoran.
Hermosa reflexión la del post anterior a éste.
Se agradece en nombre (vana pretensión) de víctimas, amigos y familiares...
Sólo faltarían más comentaristas.
Me temo que la publicidad no es lo suyo...
jajajaj, podría trabajar para el Diario La Capital, total puede pasarnos la historia por la puerta y ellos se quedan lo más frescos.
Y lo de los comentaristas... mejor no le digo que algunos de mis compañeros de generación me dijeron que no entran al blog porque pavadas no leen...
Algunos creemos en la Justicia Poética a pesar de que algún vendepatria nos acusó de quedarnos en 1945 (Suena raro porque para entonces no había nacido). Y como en la mayoría de los casos no creo en las coincidencias/casualidades sino en las causalidades, creo que aunque un poquito tarde se comienza a hacer JUSTICIA: Reivindicación presidencia
(http://edant.clarin.com/diario/2006/06/09/um/m-01212120.htm) en 2006 para los fusilados en 1956 y Sentencia condenatoria a Perpetuidad y Cárcel común para los represores aunque todavía faltan los peces gordos.
En síntesis y aunque deba contrariar al maestro Walsh:
Un luminoso día de Justicia.
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