lunes, 30 de agosto de 2010

LA INSEGURIDAD

Capaz que después de postear este artículo, bajo hasta la panadería y pasa un motochorro, me afana "nada" (que es toda la plata que tengo) y más tarde, saldrá diez vces en cada noticiero de los canales marplatenses, pasando por Crónica y haciendo creer a mi familia que lo mira por TV que "casi" me "fusilaron" para robarme 30 pesos (que ni a eso llegarían). No digo que no existan los robos y los asesinatos y que no deban ser condenados, pero este uso de palabras de tan enorme significado y concepto, como el que creo muy mal uso de la palabra "fusilado" o el paquete con combo de oferta y todo con que se usa "inseguridad", digo, este uso manipulador de la realidad no hace más que condenarnos a la peor de todas las inseguridades: una insensatez maniquea, maníaca, con rasgos de ideología nazi que pulula por todas partes, porque, si prestamos atención en la calle, en la casa, o donde sea, vamos a encontrar que se sigue teniendo cara de chorro, el negrito sigue siéndolo y no por morocho, y da la casualidad que siempre es el sospechoso y pobre a fulanito le robaron todo con tantos años de sacrificio, que hizo todo laburando (y fulanito tiene una empresa capitalista en la que hizo todo robando a los trabajadores su parte del producto, no hace falta leer mucho a Marx y creeer que todo es teoría, hace falta mirar la realidad).
Disculpen, me levanté con necesidad de escribir y pensar, o al revés, y como no hace mucho que me desperté puede que esto esté incompleto o no se entienda. Me voy porque dejé la ventana abierta y tengo miedo...

Un mapa de la inseguridad con datos poco seguros

La inseguridad fue el tema de la campaña de Francisco de Narváez y su principal propuesta para combatirla fue un mapa del delito. Hace más de un año que ese sistema funciona, pero es imposible sacar conclusiones útiles de sus resultados.

 Por Raúl Kollmann
Jorge D’Onofrio, titular de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense, duda que el Mapa de la Inseguridad que impulsó Francisco de Narváez durante su campaña aporte demasiado a la resolución de los problemas de delito que tiene la provincia de Buenos Aires. D’Onofrio acaba de romper con De Narváez justamente porque “el trabajo que se hace no es serio y en las siete reuniones que tuvimos los legisladores bonaerenses con él nunca discutimos medidas reales contra la inseguridad”. En plena campaña electoral, en diciembre de 2008, Francisco de Narváez presentó con mucho ruido el Mapa de la Inseguridad online. El objetivo, según lo señalado por el candidato, era “que ante la censura ejercida por el Gobierno sobre los datos oficiales, podamos empezar a construir una estadística de la gente y así sepamos qué delitos nos están sucediendo, esto obligará a las autoridades a no hacerse los distraídos y nos ayudará a nosotros a cuidarnos todavía un poco más”.
El mapa parece no tener ningún efecto en materia de seguridad, a tal punto que nadie les presta atención a las denuncias. Por ejemplo, numerosas personas –seguramente con identidades falsas– aparecen haciendo denuncias truchas de robos y hasta violaciones en los alrededores de la propia casa de Francisco de Narváez, en el Barrio Parque de la Capital Federal, y también en las cuadras que rodean la vivienda de Mauricio Macri.
En otra entrada, un hombre denuncia que en tal supermercado –menciona la cadena– trataron de cobrarle 38 pesos un pollo, “lo que constituye un robo”. “Esos empresarios deben ser controlados”, argumenta el denunciante. Los hombres de De Narváez defienden el Mapa: “Es cierto que puede haber denuncias que no sean verdaderas, pero nosotros registramos cuatro intentos de robo de vehículos en el mismo lugar donde terminaron disparándole a Fernando Cáceres. Lo mismo con Renata Toscano, asesinada en Wilde. También teníamos siete tentativas de robo en el mismo lugar”.
De Narváez presentó el mapa como “una herramienta poderosa para saber qué zonas son más peligrosas y para que las autoridades actúen en consecuencia”. Sin embargo, en el mapa se mezclan los delitos, algunas denuncias aparecen repetidas seis y hasta siete veces –el robo de una moto en la calle Caxaraville al 6700 de Wilde–, con fechas distintas, y en muchísimos casos el texto del denunciante tiene un idioma con marcado acento policial: “Tres masculinos ingresaron al local, reduciendo al personal”. El sitio no tiene el menor filtro y se pueden leer entradas desopilantes, que no tienen nada que ver con el objetivo declarado de servir como un instrumento para combatir la inseguridad:
- Alguien, que no dice su nombre, denuncia en la calle Liniers de Tigre, que “leí en el diario que mataron a un joven de 18 años acá en Tigre”.
- El 14 de junio de este año, una mujer denuncia: “Me encontraba circulando positivamente (sic) por los pasillos del Palacio Municipal de La Plata cuando una señorita de mal aspecto me robó los anteojos de sol”.
- Como robo figura la denuncia, anónima, en Ituzaingó: “Se aprovechan de la gente necesitada y les hacen sacar créditos de 4000 pesos, dándoles sólo 800”. En el ingreso inmediato también figura como robo “dos negros en moto me robaron la cartera”. Todo se mezcla con todo, lo que impide hacer análisis serios y sacar conclusiones.
- Parece haber alguna cargada o crítica encubierta, cuando un “ciudadano argentino” denuncia en Capital Federal, cerquita del domicilio de De Narváez, que “en este lugar roban y violan los intereses que alguna vez le confiamos a este grupo de personas. Ahora no importa de qué bando son, el grupo hace lo que quiere. Aparte el grupo se pelea por intereses personales, a ver quién roba más”. En realidad, ni siquiera está claro de qué grupo se trata.
- En Almagro se denunció que “a mi abuelita Elba, ayer por la tarde, le robaron su abanico que era del siglo XIX. Encima el chorro con la remera de Boca puesta, cuando se daba a la fuga, por el calor que hacía, se iba apantallando su cara”. Tampoco queda claro si es una cargada o un hecho real.
- “Al llegar a la caja del supermercado (pone el nombre de la cadena) pretendieron cobrarme 38 pesos un pollo. Un robo. Estos empresarios tienen que ser controlados.”
Jorge D’Onofrio es el actual presidente de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense. Rompió hace una semana con De Narváez formando un bloque unipersonal: Unidad Peronista.
D’Onofrio asegura que su ruptura se produjo –según afirmó a este diario– “porque nunca se hizo ningún trabajo serio en materia de seguridad. Desde la victoria del 28 de junio de 2009, hicimos siete reuniones de todos los legisladores bonaerenses con De Narváez. Nunca se habló en serio del tema de la inseguridad, pese a que fue el centro de la campaña electoral. De Narváez decía una y otra vez ‘la seguridad se hace’ y otras consignas por el estilo. El Mapa de la Inseguridad fue una de las tantas cosas hechas sin la menor seriedad. Fue una creación de Eugenio Burzaco, que en 2008 se había peleado con Mauricio Macri. Después Burzaco se fue y ahora está otra vez con Macri y es el jefe de la Metropolitana. Esto del mapa lo instrumentaron con el publicista Ramiro Agulla. Cualquiera que entienda algo en materia de inseguridad, sabe que el Mapa del Delito es algo que tienen que hacer las autoridades, con mucho detalle, y no debe estar a disposición del público, porque es un instrumento de inteligencia contra el delito. Le digo más, hoy en día tienen mapa del delito la Policía Federal, la Policía Bonaerense y la Procuración. De manera que aquello fue un acto de publicidad, nada más”.
Martín Verrier, coordinador del equipo técnico de seguridad de De Narváez, rechaza las críticas. “Es una herramienta. Está en Chicago, en Nueva York. Es cierto que hay alguno que otro caso que posiblemente no sea verdad. Pero nosotros controlamos el IP para saber si llegan denuncias siempre de la misma computadora. También evitamos los casos de xenofobia. Es una herramienta que se pone a disposición de las autoridades y de la gente. Es que faltan estadísticas oficiales. Entre a la página de Internet del Ministerio de Seguridad y verá que las estadísticas no están”, le dijo Verrier a Página/12.
–La Procuración Bonaerense acaba de publicar las estadísticas del delito en la provincia de Buenos Aires.
–Sí, pero no está desagregado por zona.
–Pero el mapa tampoco sirve para eso. Por ejemplo, hay días enteros en que no se registra ni una sola denuncia ni un solo robo.
–Mire, usted sabe que en el delito existe cifra blanca, que son los casos denunciados oficialmente, y cifra negra, los que no están denunciados. Nosotros publicamos las denuncias de la gente. Fíjese que registramos delitos previos en los lugares donde balearon a Cáceres y mataron a Toscano.
–Eso también lo tenían en el Ministerio de Seguridad y en la Procuración.
–Se ve que no lo aprovechan. En Chicago y en Nueva York los mapas del delito son públicos. Y, además, se hacen campañas para indicarle a la gente cómo evitar los delitos.
D’Onofrio tiene otra mirada:
- El mapa nunca sirvió para sacar ninguna conclusión.
- No se verificaron las denuncias.
- No se hizo ningún trabajo con lo que surgía del mapa.
- Está probada la existencia de denuncias truchas. En algunos casos, uno se da cuenta a simple vista.
El punto que llevó a la ruptura de D’Onofrio con De Narváez fue la inclusión de su nombre en una solicitada en la que se pidió la declaración de la emergencia nacional en material de seguridad. “Unos días antes, el gobernador Daniel Scioli convocó a la oposición al Consejo de Seguridad. Nosotros, por supuesto, concurrimos. Le propusimos varias medidas, entre ellas que se amplíe el Consejo a todos los diputados. El gobernador escuchó, aprobó parte de lo que planteamos, se mantiene un buen diálogo, pero al mismo tiempo, sin ninguna consulta, la línea de gerentes de la política que tiene De Narváez saca una solicitada pidiendo la emergencia en materia de seguridad. No autoricé en ningún momento la inclusión de mi firma y, además, era totalmente contradictorio con lo que estábamos haciendo.”
“El problema con De Narváez –sostiene D’Onofrio– es ése: impone una línea de gerentes que se pone por encima de la política. Gerentes que provienen de su fundación y que nunca pisaron una comisaría o un juzgado. Y por eso, las cosas son como el mapa: cartón pintado. Nosotros teníamos varias posturas que, como le digo, nunca se discutieron con seriedad.
Por ejemplo, para nosotros, un problema clave es el robo de autos. Propusimos que sea obligatorio que todos los autos tengan rastreador satelital, lo que se conoce comúnmente como Lo Jack. Así como los autos tienen que tener seguro obligatorio contra terceros, tienen que tener rastreador satelital. Hoy, vale 25 pesos por mes. Si se aplicara en forma obligatoria, el costo bajaría muchísimo. Y la reducción en los robos sería sustancial. Por otra parte, cuando roban un auto para cortarlo minutos después, le tienen que sacar la batería. En ese mismo momento, aunque no haya denuncia, se determina exactamente dónde está el vehículo.”
Otro punto que según D’Onofrio no fue tenido en cuenta estaba referido a un sistema de microdots, que identifica todas las piezas de un coche. Es decir que se llega a un desarmadero y con un lector, como si fuera un código de barras, se sabe enseguida a qué auto correspondió la pieza y si su origen es legal o ilegal.
“En los ocho meses transcurridos desde que asumimos el 10 de diciembre –señala D’Onofrio–, presentamos 35 proyectos en materia de seguridad. Con De Narváez y su equipo nunca discutimos ninguno. No se enteró. En el fondo –concluye–, lo que ocurrió es que De Narváez se fue de la provincia para coquetear con la idea de ser presidente. Por ejemplo, no apoyó la Asignación Universal por Hijo argumentando que era un subsidio. Nosotros le insistíamos en que había que apoyarla y redoblar la apuesta, exigir más. Es que significa sacar chicos de la marginalidad. Es uno de los grandes temas de la inseguridad: no puede ser que a cinco minutos de la Capital Federal haya barrios a los que la policía no puede entrar. Ahora De Narváez aparece más preocupado por sacarse alguna foto con (Julio) Cobos. Por eso le digo que es todo publicidad, marketing. Como en el Mapa de la Inseguridad. ¿A usted le parece que la víctima de una violación va a publicar por internet que la violaron? ¿No se tiene que manejar eso con discreción y eficiencia para agarrar al violador?”

Fuente: Página 12 del 30 de agosto de 2010

Papel Prensa o el metarrelato de "Somos Derechos y Humanos"

Podría hacer alarde de una erudición de la que carezco y remitir a una interminable bibliografía sobre aquello que se entiende como metarrelato, criatura construida por la posmodernidad para oponérsele, pero que en su más básica y pedestre definición se limita a ser una explicación total y legitimadora de los grandes temas de la sociedad.

El martes 24 de agosto de 2010, Cristina Fernández presentó el informe de trescientas páginas, "Papel Prensa - La Verdad", que basado en más de 20 mil fojas de expedientes, documentos y archivos da cuenta de los avatares del traspaso de las acciones de David Graiver a los responsables de La Nación, Clarín y La Razón en el año 1977.

En este discurso de 72 minutos, la presidenta hizo un recorrido no sólo por la composición específica de los tipos accionarios que se estaban manejando, sino también, y mucho más esclarecedor para quienes no están dispuestos a leer el informe (cosa que es aconsejable, siempre), del contexto histórico, político y económico en el que se vivía toda esta movida aparentemente legal. Este discurso inauguró un nuevo relato de lo que hasta ahora se había sostenido acerca de cómo los dos diarios más grandes de nuestro país tomaron el control de la planta de celulosa y con ella del insumo esencial que terminaría por eliminar a los competidores más chicos al obligarlos a acceder a él a precios diferenciales.

Un nuevo relato digo y no la verdad, porque como en todo devenir humano la Verdad con mayúsculas y sin fisuras es una quimera sumamente peligrosa. Sin embargo, para quienes seguimos por puro placer masoquista los acontecimientos a través de las páginas de La Nación, vemos que tanto sus editorialistas estrellas (Morales Solá - Grondona) como el resto del staff se aferran a un metarrelato en el que la retórica no sólo es irónica y trágica sino ofensiva. "Fue la imagen patética de un ejército en retirada, disparando al aire los últimos proyectiles de una guerra perdida." dice Morales Solá con una pluma cercana a su compañero filoheleno, el día de hoy, refiriéndose a la grabación que hizo pública Tiempo Argentino en la que Isidoro Gravier admite que Clarín y La Nación "afanaron" a su familia y que apareció como contraposición inmediata a la soliciatada que publicaron estos diarios en la que Graiver refuta los dichos de la presidenta y está dirigida a su sobrina María Sol.

Mariano Grondona, fiel a su amor por demostrar sus conocimientos de la antigüedad , compara las Guerras Médicas (de cuya existencia sólo nos queda la versión griega) con la "guerra civil" que enfrentó a Montoneros con el Ejército, para afirmar la crisis del relato setentista que ha sido el dominante en todo el tiempo transcurrido desde la presidencia de Néstor Kirchner. Según él, este relato de los vencidos, paradoja que instaura Antonio Gramsci desde la prisión y que los convierte en los reinventores del relato de los vencedores, es la que ha permitido a Montoneros (a los que tácitamente adhiere al kirchnerismo y sus adeptos) dar vuelta la Verdad de los setenta. De paso, y técnicamente, los militares presos que aún esperan sentencia son presos políticos.

Pero la cosa todavía es más grave. En ese ansia desmedida de no intentar una síntesis superadora entre el relato setentista y el antisetentista (es decir, en palabras de Duhalde, gobernar para los que quieren a Videla y para los que no lo quieren), sino de empujar al límite de lo tolerable todo los supuestos establecidos, los Kirchner han encontrado aliados incondicionales: las Madres de Plaza de Mayo. "Hay, así, dos capítulos en la historia de las Madres, uno admirable y otro nebuloso porque algunas de ellas podrían haber recibido cuantiosas prebendas a cambio de su adhesión."

 El largo discurso de Cristina Kirchner del último martes dejó perplejos a los observadores por el contraste entre sus premisas y sus conclusiones. "¿Qué podría hacer entonces Cristina?", se pregunta nuestro amigo aqueo (¿será por eso que siempre estuve del lado de los troyanos?), "no haber pronunciado el discurso". ¿Y por qué? Porque no cumplió con lo que temían los más agoreros: la intervención de la Planta de Papel Prensa, porque prefirió dar curso a la Justicia en este caso e intentar que los legisladores declaren de interés público el abastecimiento de celulosa para papel periódico. Nada más y nada menos.

Morales Solá sentencia: El ritmo de la ofensiva kirchnerista contra la prensa depende ahora de los jueces. La caja que abrió el Gobierno podría desatar otras guerras. David Graiver controló fondos de los Montoneros y ésta fue la peor consecuencia para su familia después de su muerte. ¿Cómo se financiaron los Montoneros? ¿A quiénes solventaron con sus recursos para que los ayudaran? ¿Cuáles eran las formas de extorsionar de esos jefes guerrilleros? ¿Dónde fueron a parar los millones de dólares que recaudaron mediante secuestros? ¿Acaso una investigación cabal y seria del pasado no llevaría hasta el propio Perón, si se hurgara en los orígenes de la criminal y paraestatal Triple A?

Claro que la caja que se abrió podría desatar otras guerras, podría pedir explicaciones del origen biológico de los hijos de la señora de Noble, podría preguntar por qué algunos silencios son un grito atronador que no es fácil de evitar. Podría preguntar... el problema será si estamos dispuestos a hacernos cargo de esas respuestas. Si es cierto que "desde el final del peronismo setentista, en manos de Isabel Perón, no se veía en democracia una estirpe de oficialistas tan primitiva y cerril." será mejor entonces que estemos preparados para decidir de qué lado queremos quedar parados cuando las cosas vuelvan a su cauce natural, cuando el relato aquietador de conciencias vuelva a tomar impulso y nada de todo esto se haya dicho.

Entonces, y sólo entonces, quizá aparezca algún joven inquisidor que nos interrogará preguntando por qué tomamos las decisiones que tomamos, por qué en el momento crucial de nuestra existencia no elegimos ir hasta el fondo. Si eso ocurre y lo dejamos pasar, de nuevo volveremos a ser derechos y humanos y de nada habrá servido bajar el cuadro de Videla, de nada habrá servido enjuiciarlo y, con un poco de suerte, encarcelarlo. De nada habrá servido cuestionar nuestro pasado y encararnos con nuestros muertos, porque no habrá sido más que un diletante ejercicio del peor gusto.


Informe "Papel Prensa, la Verdad" en Casa Rosada (Cadena nacional de Cristina F. Kirchner el 24/08/2010) from Cesar Zamboni on Vimeo.

domingo, 22 de agosto de 2010

TESTIMONIOS EN EL JUICIO ORAL POR LA MASACRE DE MARGARITA BELÉN

 

Entierros clandestinos y desapariciones

Una empleada del cementerio de Resistencia relató cómo, en la madrugada del 15 de diciembre de 1976, sepultaron diez cuerpos sin identificar. Dijo que recibieron presiones y que una compañera suya desapareció después.

 Por Marcos Salomón
Una empleada municipal llamada Norma Godoy de Arias reveló en el juicio por la masacre de Margarita Belén, en el Chaco, que una compañera suya que trabajaba en el cementerio de Resistencia y su esposo permanecen desaparecidos desde poco tiempo después de que las víctimas de la masacre fueran enterradas a la madrugada en ese lugar.
La declaración se produjo en este contexto: en principio, la mujer estaba visiblemente nerviosa, pero a la vez clara cada vez que tenía que responder preguntas. Relató que el 15 de diciembre de 1976 tuvo que asentar en los libros que diez cuerpos fueron enterrados en horas de la madrugada. “No es común, siempre los servicios son en el horario de atención que comienza después de las 6. Lo hicieron a la madrugada. Lo obligaron al capataz Centurión (fallecido) a cavar”, narró. Fue el mismo Centurión el que confeccionó los papeles de donde Godoy copió lo que iba asentado en los libros, con varios NN. El mismo capataz le contó a Norma que enterraron cuerpos en bolsas y en cajones cerrados. “A los que estaban en bolsas, los enterraron así nomás, no tenían ni una cruz para identificarlos”, contó la mujer, que de todas maneras aclaró que a las administrativas –como su caso– no las dejaban acercarse a esa parte del San Francisco Solano.
Lo que vino después fue un calvario: “Estábamos bajo amenazas de militares. Vos nos digas nada porque vas a tener problemas o te va a pasar como a ellos, me dijo Centurión”, relató. Según Norma, los trabajadores eran perseguidos hasta sus domicilios y llegaron a colocar en la administración del cementerio a un militar: “El Negro” Juárez, quien controlaba todo el movimiento.
El cuadro se completó con la desaparición de su compañera Carmen “Pelusa” Ferreira. Con esa presión, Godoy renunció como administrativa del cementerio en 1981, para ser reincorporada a la comuna de Resistencia hace cinco años. Antes de renunciar, “se entregaron cuerpos a los familiares, o nosotros suponíamos que lo eran. Muchos otros siguen ahí” en el cementerio, finalizó.
Abrieron la ronda de testigos del jueves los ex presos políticos Julio Coscio y Jorge “Mencho” Campos, ambos militantes de la JP Regional 4ª y con similares lecturas de la masacre de Margarita Belén: se aplicó la ley de fugas, ante un supuesto enfrentamiento imposible de que se produjera.
La declaración de Coscio, acompañada por una barra formoseña, molestó en varias oportunidades a los imputados, pero, principalmente a sus familiares. Las esposas de Aldo Martínez Segón y Horacio Losito, sentadas juntas en algunos momentos, realizaban exclamaciones.
Mencho, que nerviosamente se frotaba la mano en la pierna izquierda, contó: “Entre los imputados está sentado Aldo Martínez Segón, que fue mi abogado defensor cuando en 1979 me sometieron a Consejo de Guerra”.
Primera reacción: sorpresa. Acto seguido: risas –público, abogados, jueces y hasta los imputados– ante la ironía del destino. El diminuto (físicamente) Martínez Segón, incómodo, trataba de ocultarse en segunda fila, tras la inmensa humanidad de Luis Alberto Patetta, otro de los imputados.
Campos recordó que en 1979, tras recobrar por unos días la libertad, fue nuevamente detenido y sometido a Consejo de Guerra en el Regimiento de La Liguaria. Recién recuperó su libertad en 1983, ya con Raúl Alfonsín como presidente.

Fuente: Página 12, 21 de agosto de 2010