viernes, 25 de marzo de 2011

35 años

El título del posteo no es de una originalidad avasallante, ni siquiera es original, vamos. Pero es lo que menos importa. Ayer se cumplieron 35 años del golpe de Estado de 1976 y seis desde que el 24 de marzo se institucionalizara como feriado nacional.

Muchas cosas han ocurrido desde ese momento hasta hoy, tiempo más que nada. Minutos, segundo, instantes de una duración eterna y eternidades que al final no resultaron ser tales. En el 2006 fui a la Marcha para ver qué pasaba con ese nuevo feriado tan polémico y tan resistido por algunas fracciones de nuestra sociedad que aducían que se convertiría en otro medio para engrosar los bolsillos de los hoteleros locales (que por otro lado no es mentira, Mar del Plata está repleta de gente este fin de semana largo).

Fui con algunas personas que hoy ni siquiera sé dónde están ni por qué dejaron de pensar lo que pensaban en ese momento. O quizá en ese momento pensaban lo mismo que ahora pero yo no me daba cuenta porque eran mis amigos y la política todavía no era un tema de discusión importante, hijos como somos de una escuela neoliberal y nefasta que nos educó en la década del noventa bajo la premisa del individualismo como única salida.

Ayer, con treinta y un años a cuestas, fui sola. Siempre es inconveniente en esas grandes congregaciones tener que excusarnos por semejante pecado. Pero como dice el dicho, mejor solo... etc. Por ser un aniversario redondo imaginé que mucha gente se convocaría, pero no imaginé que TANTA gente lo hiciera. No sé si tuvo que ver con el número, con la temperatura agradable, con el viento de cola de nuestra economía, con el fin de semana de cuatro días o con una extraña sicigia. Lo cierto es que ahí estuvo ese mar de gente, portando banderas o a sus niños pequeños sobre los hombros.

A las cinco de la tarde en Independencia y Luro todas las columnas de la izquierda se habían reunido y montado un pequeño acto individual para recordar a Mariano Ferreyra y a Julio López y hacer algunas pintadas preguntándole a Cristina por él y por los asesinos de Mariano.

Dos cuadras más adelante, frente al monumento al Gral. San Martín estaban las columnas del "oficialismo" y el resto de los independientes que disfrutaban de los artistas que se rotaban en el escenario instalado en la manzana donde está la calesita. El monumento lucía una bandera blanca, vertical, con la sigla de H.I.J.O.S y rodeando toda la base decenas de cables que hacían ondear las fotos de los desaparecidos. Esas fotos en blanco y negro, de jóvenes que ya son más jóvenes que yo. Cualidad inquietante que tienen los muertos aunque descansen en paz.

Me mezclé entre la gente, sin buscar a nadie en particular. Escuchando fragmentos de conversaciones, eludiendo a los niñitos que corrían entre la gente con esa alegría eléctrica que sólo se puede lograr a los seis años, sintiendo en el estómago las reverberaciones de los bombos y redoblantes de los chicos de Descamisados que como el día anterior en el acto en la Universidad hicieron alarde de una resistencia envidiable.

Los recordé, casi en ese mismo lugar, la noche del 27 de octubre, que a pesar de las lágrimas y el dolor, no les impidió ser los más bulliciosos. También quizá pensé que a su edad yo no supe lidiar con diciembre de 2001...

La marcha empezó alrededor de las seis y media (cosa que se puede discutir porque no llevé reloj). Con el correr de las cuadras la gente en las veredas se iba sumando y los que estaban en los balcones muchas veces acompañaron los cantitos coreados. Bengalas azules tiñeron el cielo junto con otro tipo de pirotecnia menos vistosa y más ruidosa.

Me encontré con un compañero de la facultad que llevaba a su hijito de cuatro años en los hombros, junto con su esposa. "Él no quería venir" me dijo por su hijo, "pero hay cosas que no se negocian y yo creo que hay que estar acá y él tiene que estar también".

El recorrido culminó dónde había comenzado. La tarde dejaba paso a la noche y al frío, pero la gente era una marea avanzando por Mitre y por Yrigoyen (las columnas de la izquierda no quisieron mezclarse con el resto y tomaron por ahí). Nadie tuvo la intención de desconcentrar de inmediato.

Aproveché la penumbra para convertirme en invisible y poder escribir mentalmente algunos recuerdos. Me senté en el césped junto al monumento de la Base Naval. Al rato llegó una chica que con destreza manejando una lata de aerosol rojo dejó su mensaje para De Marchi sobre las anclas de la fuerza.

Reconocí a muchos que se movían debajo de los reflectores, bajo la mirada metálica de San Martín. Se abrazaban, se saludaban, quizá reencontrándose con amigos de hacía mucho tiempo, quizá sólo necesitando demostrar esa alegría que reinaba en todas las caras, ese alivio de saber que 35 años son pocos para la historia pero muchísimos para una vida humana, muchísimos para arrastrar un dolor.

Un contacto en Facebook (que se dedica a la docencia) posteó ayer un comentario desalentador que tenía que ver con la falta de conexión entre la juventud y nuestro pasado. Es cierto que esa generación está más lejos que la nuestra, por lo menos en el tiempo, de los años de plomo. Pero nosotros también estuvimos lejos en nuestra adolescencia y casi nadie hizo nada por achicar la brecha. Después de ayer, yo diría que ellos están lejos en términos temporales, pero mucho más cerca emocional y políticamente de lo que nunca lo estuvimos nosotros.

Y eso, para mí, es una buena noticia.

domingo, 28 de noviembre de 2010

A un mes de la muerte de Kirchner

Como dice Dolina, si otros lo han dicho antes y mejor, para qué decirlo de nuevo chapuceramente.

Les dejo el video del canal oficial en Youtube de Casa Rosada.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Crecer de Golpe

Ante los hechos inevitables uno siente la necesidad imperiosa de hacer catarsis, de putear, de repetir hasta el cansancio que la vida es injusta, que una vida no vale nada.

Muletas y muletillas que usa a destajo para pasar rápido el mal trago, para apurar el momento, calmar el espíritu.

El paso del tiempo da la perspectiva de todo porque opera sobre el dolor, sobre el recuerdo, sobre la memoria suavizándolos, volviéndolos más humanos y más borrosos y hasta bellos, dando una perspectiva a veces impensada cada vez que se hace el ejercicio de memoria.

Cuatro veces en mi cincuentenaria vida he llorado sin consuelo pensando que se me terminaba el mundo, que no había por qué o por quién seguir.En 1974 por el general, en 1993 por mi viejo, Paco y en 2005 por mi vieja, Amalia que me habían dado la vida y en 2010 por alguien a quien no traté pero que VERDADERAMENTE ME CAMBIÓ LA VIDA Y NOS CAMBIÓ LA VIDA después de haber soportado personalmente más o menos dignamente la segunda década infame, el despido, la quiebra económica, la social y hasta la intelectual.

Nuestros profesores de Historia no se cansan de hablar, y hablarnos, de la perspectiva histórica, de la necesaria objetividad del (futuro) historiador en ciernes pero, por otro lado, no pueden dejar de reconocer que uno se enamora de su objeto de estudio, del tema de su investigación, de una época y hasta de algún personaje histórico defenestrado por alguna historiografía académica dominante supuestamente seria.

Lo que nadie puede enseñarte es a vivir pero con los cuatro por los que lloré y con algunas personas con las que uno se lleva por delante en su vida uno aprende rápidamente -y algunas veces a los golpes- que siempre hay razones por las que seguir, sueños compartidos que alcanzar, metas a las que éticamente aspirar (y concretar).

Te dan "ejemplos tontos" en el día a día que no aparecerán en ningún futuro "Tratado de vida cotidiana en el siglo XXI", te "desmelonean" como dice un amigo porque te obligan a pensar, a reflexionar, a mirar viendo pero, centralmente, te revalorizan como persona, porque te inculcan más noes que síes, porque te enseñan a valorar lo poco (o mucho) que tenés, porque te incitan a pedir y exigir Justicia con mayúsculas, a comprender que no te salvás solo, que sólo la solidaridad total puede hacer de una persona un ser humano valioso.

Argentinos al fin, en los oscuros años del menemato soñábamos con un hombre providencial que fuera, como dice el amigo Viglietti, BRÚJULA O FLECHA que mostrara por dónde ir para recuperar nuestro sentimiento y sentido nacional y popular. Esperábamos sin grandes perspectivas, sin ganas, mirando Gran Hermano y votando al menos hijo de puta, al que te iba a joder menos.

Pero esperábamos.

Tuvimos muertos en Corrientes, colas en las embajadas, en los Registros civiles y los juzgados buscando "los papeles" que iban a demostrar que no éramos unos sudacas de cuarta sino de primera aptos para laborar en las madres patrias de nuestros abuelos.

Y, de paso, participábamos por algún amigo, pariente, conocido o desconocido el 22 de cada mes de misas por los emigrantes en la Parroquia San Carlos mientras los sesudos científicos sociales nos hablaban del desapego, del consenso y de la anomia de la sociedad argentina desde las páginas del diario del multimedio local.

Tuvimos un blindaje que, según nos decían marianito y bernardito, nos ponía otra vez en carrera y un presidente al que voté para terminar con el asco menemista -y al que un ex integrante del Grupo de los 8 daba un reaseguro más o menos peruca- permitía que su hijo cerrara el Cerro Catedral para esquiar con Shakira mientras repetía: "Qué lindo es dar buenas noticias", sobornaba a doctos senadores para que aquellos que tenían una indecente ocupación pudieran gozar de las libertades del libre mercado y les rebajaba el sueldo a jubilados y empleados públicos que la ministra de trabajo -de doble apellido y pasado en la gloriosa JP- vendía como un "ahorro" que hasta recibió el reclamo de la conductora de los almuerzos mediáticos.

En el inventario no podía faltar la corte de los supremos -herencia menemista que capitaneaba un ex jefe de polícia durante la dictadura- que convalidaba lo que se le presentara con tal que no violara el 1 a 1 y los negocios residuales que había dejado sin abrochar el gobierno anterior.

Y esperábamos. Aunque no podría jurar que contra toda esperanza como sabiamente aconsejaba el cura Hugo Segovia.

34 muertos para inaugurar el verano 2001-2002 dieron paso a 5 presidentes interinos que administraron el fin del experimento social, político y económico privilegiado del neoliberalismo. Otras 2 muertes pusieron fecha de salida al que había sido candidato a presidente perdidoso en 1999 y que se había hecho del gobierno con la complicidad de los legisladores cuyo jefe nominal huyó en helicóptero desde la Casa Rosada.

Faltaban medicamentos que no podían conseguirse en los clubes de trueque y buscábamos sobrevivir esperando que el vaticinio de la Universidad de Londres estuviera equivocado y las asambleas populares no se convirtieran en el Soviet de Petrogrado ni el dólar llegara a $10 como prolijamente nos operaba la Revista Noticias tratando de presionar al Poder Ejecutivo para que apurara la ley de Patrimonio Cultural (ley 25750) que salvaría a Clarín y socializaría la deuda externa del grupo. Mientras tanto, esperábamos.

Finalmente, otro 25 de mayo, pero ahora de otro siglo, un desgarbado gobernador bendecido a regañadientes y por descarte por los caciques del PJ y elegido con menos porcentaje que Illia en 1963, aparecía haciendo malabares con el bastón de mando presidencial.

El resto de la Historia es conocida y algunos millones comenzamos imperceptiblemente, de a poco y con desconfianza decreciente, a darnos cuenta de que la espera había terminado y que una Nueva Canción puede y debe ser escrita porque se corrieron los límites de la cancha y las reglas de juego se están reescribiendo.

Aunque hoy el desgarbado gobernador por fin descanse en su lugar en el mundo sin haber firmado algo de que avergonzarse y convertido en el Presidente del NUNCA MENOS.

jueves, 28 de octubre de 2010

Unas palabras para la "gente decente"

Ayer nos despertamos con una extraña noticia: había muerto Néstor Kirchner, así "de repente" diría alguien. Como si la muerte anunciada fuera mejor, como si hubiera mejores y peores maneras de morirse. Poéticamente sí, me dirán algunos, y tendrán razón, pero la muerte y yo nos llevamos de patadas desde hace más de diez años.

También es cierto que en nuestro país ningún muerto es malo, ni siquiera aquel a quien se ha denigrado en vida. Como dice Raúl Degrossi: "nos dijeron que era un hijo de puta" y de tanto repetirlo los calificativos terminan por calar, por filtrarse en el inconciente, pero resultó que en este caso no fue así porque cientos de miles lo están desmintiendo en la Plaza de Mayo, a pleno rayo de sol y con 25 grados. De todos modos eso parece no conformar a la "gente decente" a la que hay que oír decir que los negros de mierda no quieren trabajar y por eso se les ha dado tres días de luto, como si lo fueran a usar para llorar a su líder.

Admito que soy una completa advenediza y mis amigos podrán corroborar lo que digo: no voté a Néstor, ni a Cristina para Presidente. Y sin embargo, hoy, después de haber estado llorando desde la madrugada, imaginando la pérdida de ella, que tendrá que habituarse a no volver a cruzar miradas cómplices y llenas de cariño con el hombre con el que compartío toda su vida, del que ya no recibirá esos enormes y nada disimulados abrazos; lo único que puedo decir es que estoy orgullosa de tenerla  ocupando el lugar que ocupa, que me siento orgullosa de ver a un montón de jóvenes veinteañeros haciendo suyo un ideal y creyendo que se puede.

Todos los muertos son buenos, pero este en especial algo debe haber hecho para que Latinoamérica lo llore y lo respete.

¡Fuerza Cristina y que los muchachos de La Nación, Clarín y El País de España sigan revolcándose en su mugre! (aunque la historieta la haya robado de este último)

Pd: y si quieren leer algo más coherente pásense por el blog de Brieger que colgó las palabras de Mempo Giardinelli aparecidas en Página 12.




lunes, 30 de agosto de 2010

LA INSEGURIDAD

Capaz que después de postear este artículo, bajo hasta la panadería y pasa un motochorro, me afana "nada" (que es toda la plata que tengo) y más tarde, saldrá diez vces en cada noticiero de los canales marplatenses, pasando por Crónica y haciendo creer a mi familia que lo mira por TV que "casi" me "fusilaron" para robarme 30 pesos (que ni a eso llegarían). No digo que no existan los robos y los asesinatos y que no deban ser condenados, pero este uso de palabras de tan enorme significado y concepto, como el que creo muy mal uso de la palabra "fusilado" o el paquete con combo de oferta y todo con que se usa "inseguridad", digo, este uso manipulador de la realidad no hace más que condenarnos a la peor de todas las inseguridades: una insensatez maniquea, maníaca, con rasgos de ideología nazi que pulula por todas partes, porque, si prestamos atención en la calle, en la casa, o donde sea, vamos a encontrar que se sigue teniendo cara de chorro, el negrito sigue siéndolo y no por morocho, y da la casualidad que siempre es el sospechoso y pobre a fulanito le robaron todo con tantos años de sacrificio, que hizo todo laburando (y fulanito tiene una empresa capitalista en la que hizo todo robando a los trabajadores su parte del producto, no hace falta leer mucho a Marx y creeer que todo es teoría, hace falta mirar la realidad).
Disculpen, me levanté con necesidad de escribir y pensar, o al revés, y como no hace mucho que me desperté puede que esto esté incompleto o no se entienda. Me voy porque dejé la ventana abierta y tengo miedo...

Un mapa de la inseguridad con datos poco seguros

La inseguridad fue el tema de la campaña de Francisco de Narváez y su principal propuesta para combatirla fue un mapa del delito. Hace más de un año que ese sistema funciona, pero es imposible sacar conclusiones útiles de sus resultados.

 Por Raúl Kollmann
Jorge D’Onofrio, titular de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense, duda que el Mapa de la Inseguridad que impulsó Francisco de Narváez durante su campaña aporte demasiado a la resolución de los problemas de delito que tiene la provincia de Buenos Aires. D’Onofrio acaba de romper con De Narváez justamente porque “el trabajo que se hace no es serio y en las siete reuniones que tuvimos los legisladores bonaerenses con él nunca discutimos medidas reales contra la inseguridad”. En plena campaña electoral, en diciembre de 2008, Francisco de Narváez presentó con mucho ruido el Mapa de la Inseguridad online. El objetivo, según lo señalado por el candidato, era “que ante la censura ejercida por el Gobierno sobre los datos oficiales, podamos empezar a construir una estadística de la gente y así sepamos qué delitos nos están sucediendo, esto obligará a las autoridades a no hacerse los distraídos y nos ayudará a nosotros a cuidarnos todavía un poco más”.
El mapa parece no tener ningún efecto en materia de seguridad, a tal punto que nadie les presta atención a las denuncias. Por ejemplo, numerosas personas –seguramente con identidades falsas– aparecen haciendo denuncias truchas de robos y hasta violaciones en los alrededores de la propia casa de Francisco de Narváez, en el Barrio Parque de la Capital Federal, y también en las cuadras que rodean la vivienda de Mauricio Macri.
En otra entrada, un hombre denuncia que en tal supermercado –menciona la cadena– trataron de cobrarle 38 pesos un pollo, “lo que constituye un robo”. “Esos empresarios deben ser controlados”, argumenta el denunciante. Los hombres de De Narváez defienden el Mapa: “Es cierto que puede haber denuncias que no sean verdaderas, pero nosotros registramos cuatro intentos de robo de vehículos en el mismo lugar donde terminaron disparándole a Fernando Cáceres. Lo mismo con Renata Toscano, asesinada en Wilde. También teníamos siete tentativas de robo en el mismo lugar”.
De Narváez presentó el mapa como “una herramienta poderosa para saber qué zonas son más peligrosas y para que las autoridades actúen en consecuencia”. Sin embargo, en el mapa se mezclan los delitos, algunas denuncias aparecen repetidas seis y hasta siete veces –el robo de una moto en la calle Caxaraville al 6700 de Wilde–, con fechas distintas, y en muchísimos casos el texto del denunciante tiene un idioma con marcado acento policial: “Tres masculinos ingresaron al local, reduciendo al personal”. El sitio no tiene el menor filtro y se pueden leer entradas desopilantes, que no tienen nada que ver con el objetivo declarado de servir como un instrumento para combatir la inseguridad:
- Alguien, que no dice su nombre, denuncia en la calle Liniers de Tigre, que “leí en el diario que mataron a un joven de 18 años acá en Tigre”.
- El 14 de junio de este año, una mujer denuncia: “Me encontraba circulando positivamente (sic) por los pasillos del Palacio Municipal de La Plata cuando una señorita de mal aspecto me robó los anteojos de sol”.
- Como robo figura la denuncia, anónima, en Ituzaingó: “Se aprovechan de la gente necesitada y les hacen sacar créditos de 4000 pesos, dándoles sólo 800”. En el ingreso inmediato también figura como robo “dos negros en moto me robaron la cartera”. Todo se mezcla con todo, lo que impide hacer análisis serios y sacar conclusiones.
- Parece haber alguna cargada o crítica encubierta, cuando un “ciudadano argentino” denuncia en Capital Federal, cerquita del domicilio de De Narváez, que “en este lugar roban y violan los intereses que alguna vez le confiamos a este grupo de personas. Ahora no importa de qué bando son, el grupo hace lo que quiere. Aparte el grupo se pelea por intereses personales, a ver quién roba más”. En realidad, ni siquiera está claro de qué grupo se trata.
- En Almagro se denunció que “a mi abuelita Elba, ayer por la tarde, le robaron su abanico que era del siglo XIX. Encima el chorro con la remera de Boca puesta, cuando se daba a la fuga, por el calor que hacía, se iba apantallando su cara”. Tampoco queda claro si es una cargada o un hecho real.
- “Al llegar a la caja del supermercado (pone el nombre de la cadena) pretendieron cobrarme 38 pesos un pollo. Un robo. Estos empresarios tienen que ser controlados.”
Jorge D’Onofrio es el actual presidente de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense. Rompió hace una semana con De Narváez formando un bloque unipersonal: Unidad Peronista.
D’Onofrio asegura que su ruptura se produjo –según afirmó a este diario– “porque nunca se hizo ningún trabajo serio en materia de seguridad. Desde la victoria del 28 de junio de 2009, hicimos siete reuniones de todos los legisladores bonaerenses con De Narváez. Nunca se habló en serio del tema de la inseguridad, pese a que fue el centro de la campaña electoral. De Narváez decía una y otra vez ‘la seguridad se hace’ y otras consignas por el estilo. El Mapa de la Inseguridad fue una de las tantas cosas hechas sin la menor seriedad. Fue una creación de Eugenio Burzaco, que en 2008 se había peleado con Mauricio Macri. Después Burzaco se fue y ahora está otra vez con Macri y es el jefe de la Metropolitana. Esto del mapa lo instrumentaron con el publicista Ramiro Agulla. Cualquiera que entienda algo en materia de inseguridad, sabe que el Mapa del Delito es algo que tienen que hacer las autoridades, con mucho detalle, y no debe estar a disposición del público, porque es un instrumento de inteligencia contra el delito. Le digo más, hoy en día tienen mapa del delito la Policía Federal, la Policía Bonaerense y la Procuración. De manera que aquello fue un acto de publicidad, nada más”.
Martín Verrier, coordinador del equipo técnico de seguridad de De Narváez, rechaza las críticas. “Es una herramienta. Está en Chicago, en Nueva York. Es cierto que hay alguno que otro caso que posiblemente no sea verdad. Pero nosotros controlamos el IP para saber si llegan denuncias siempre de la misma computadora. También evitamos los casos de xenofobia. Es una herramienta que se pone a disposición de las autoridades y de la gente. Es que faltan estadísticas oficiales. Entre a la página de Internet del Ministerio de Seguridad y verá que las estadísticas no están”, le dijo Verrier a Página/12.
–La Procuración Bonaerense acaba de publicar las estadísticas del delito en la provincia de Buenos Aires.
–Sí, pero no está desagregado por zona.
–Pero el mapa tampoco sirve para eso. Por ejemplo, hay días enteros en que no se registra ni una sola denuncia ni un solo robo.
–Mire, usted sabe que en el delito existe cifra blanca, que son los casos denunciados oficialmente, y cifra negra, los que no están denunciados. Nosotros publicamos las denuncias de la gente. Fíjese que registramos delitos previos en los lugares donde balearon a Cáceres y mataron a Toscano.
–Eso también lo tenían en el Ministerio de Seguridad y en la Procuración.
–Se ve que no lo aprovechan. En Chicago y en Nueva York los mapas del delito son públicos. Y, además, se hacen campañas para indicarle a la gente cómo evitar los delitos.
D’Onofrio tiene otra mirada:
- El mapa nunca sirvió para sacar ninguna conclusión.
- No se verificaron las denuncias.
- No se hizo ningún trabajo con lo que surgía del mapa.
- Está probada la existencia de denuncias truchas. En algunos casos, uno se da cuenta a simple vista.
El punto que llevó a la ruptura de D’Onofrio con De Narváez fue la inclusión de su nombre en una solicitada en la que se pidió la declaración de la emergencia nacional en material de seguridad. “Unos días antes, el gobernador Daniel Scioli convocó a la oposición al Consejo de Seguridad. Nosotros, por supuesto, concurrimos. Le propusimos varias medidas, entre ellas que se amplíe el Consejo a todos los diputados. El gobernador escuchó, aprobó parte de lo que planteamos, se mantiene un buen diálogo, pero al mismo tiempo, sin ninguna consulta, la línea de gerentes de la política que tiene De Narváez saca una solicitada pidiendo la emergencia en materia de seguridad. No autoricé en ningún momento la inclusión de mi firma y, además, era totalmente contradictorio con lo que estábamos haciendo.”
“El problema con De Narváez –sostiene D’Onofrio– es ése: impone una línea de gerentes que se pone por encima de la política. Gerentes que provienen de su fundación y que nunca pisaron una comisaría o un juzgado. Y por eso, las cosas son como el mapa: cartón pintado. Nosotros teníamos varias posturas que, como le digo, nunca se discutieron con seriedad.
Por ejemplo, para nosotros, un problema clave es el robo de autos. Propusimos que sea obligatorio que todos los autos tengan rastreador satelital, lo que se conoce comúnmente como Lo Jack. Así como los autos tienen que tener seguro obligatorio contra terceros, tienen que tener rastreador satelital. Hoy, vale 25 pesos por mes. Si se aplicara en forma obligatoria, el costo bajaría muchísimo. Y la reducción en los robos sería sustancial. Por otra parte, cuando roban un auto para cortarlo minutos después, le tienen que sacar la batería. En ese mismo momento, aunque no haya denuncia, se determina exactamente dónde está el vehículo.”
Otro punto que según D’Onofrio no fue tenido en cuenta estaba referido a un sistema de microdots, que identifica todas las piezas de un coche. Es decir que se llega a un desarmadero y con un lector, como si fuera un código de barras, se sabe enseguida a qué auto correspondió la pieza y si su origen es legal o ilegal.
“En los ocho meses transcurridos desde que asumimos el 10 de diciembre –señala D’Onofrio–, presentamos 35 proyectos en materia de seguridad. Con De Narváez y su equipo nunca discutimos ninguno. No se enteró. En el fondo –concluye–, lo que ocurrió es que De Narváez se fue de la provincia para coquetear con la idea de ser presidente. Por ejemplo, no apoyó la Asignación Universal por Hijo argumentando que era un subsidio. Nosotros le insistíamos en que había que apoyarla y redoblar la apuesta, exigir más. Es que significa sacar chicos de la marginalidad. Es uno de los grandes temas de la inseguridad: no puede ser que a cinco minutos de la Capital Federal haya barrios a los que la policía no puede entrar. Ahora De Narváez aparece más preocupado por sacarse alguna foto con (Julio) Cobos. Por eso le digo que es todo publicidad, marketing. Como en el Mapa de la Inseguridad. ¿A usted le parece que la víctima de una violación va a publicar por internet que la violaron? ¿No se tiene que manejar eso con discreción y eficiencia para agarrar al violador?”

Fuente: Página 12 del 30 de agosto de 2010

Papel Prensa o el metarrelato de "Somos Derechos y Humanos"

Podría hacer alarde de una erudición de la que carezco y remitir a una interminable bibliografía sobre aquello que se entiende como metarrelato, criatura construida por la posmodernidad para oponérsele, pero que en su más básica y pedestre definición se limita a ser una explicación total y legitimadora de los grandes temas de la sociedad.

El martes 24 de agosto de 2010, Cristina Fernández presentó el informe de trescientas páginas, "Papel Prensa - La Verdad", que basado en más de 20 mil fojas de expedientes, documentos y archivos da cuenta de los avatares del traspaso de las acciones de David Graiver a los responsables de La Nación, Clarín y La Razón en el año 1977.

En este discurso de 72 minutos, la presidenta hizo un recorrido no sólo por la composición específica de los tipos accionarios que se estaban manejando, sino también, y mucho más esclarecedor para quienes no están dispuestos a leer el informe (cosa que es aconsejable, siempre), del contexto histórico, político y económico en el que se vivía toda esta movida aparentemente legal. Este discurso inauguró un nuevo relato de lo que hasta ahora se había sostenido acerca de cómo los dos diarios más grandes de nuestro país tomaron el control de la planta de celulosa y con ella del insumo esencial que terminaría por eliminar a los competidores más chicos al obligarlos a acceder a él a precios diferenciales.

Un nuevo relato digo y no la verdad, porque como en todo devenir humano la Verdad con mayúsculas y sin fisuras es una quimera sumamente peligrosa. Sin embargo, para quienes seguimos por puro placer masoquista los acontecimientos a través de las páginas de La Nación, vemos que tanto sus editorialistas estrellas (Morales Solá - Grondona) como el resto del staff se aferran a un metarrelato en el que la retórica no sólo es irónica y trágica sino ofensiva. "Fue la imagen patética de un ejército en retirada, disparando al aire los últimos proyectiles de una guerra perdida." dice Morales Solá con una pluma cercana a su compañero filoheleno, el día de hoy, refiriéndose a la grabación que hizo pública Tiempo Argentino en la que Isidoro Gravier admite que Clarín y La Nación "afanaron" a su familia y que apareció como contraposición inmediata a la soliciatada que publicaron estos diarios en la que Graiver refuta los dichos de la presidenta y está dirigida a su sobrina María Sol.

Mariano Grondona, fiel a su amor por demostrar sus conocimientos de la antigüedad , compara las Guerras Médicas (de cuya existencia sólo nos queda la versión griega) con la "guerra civil" que enfrentó a Montoneros con el Ejército, para afirmar la crisis del relato setentista que ha sido el dominante en todo el tiempo transcurrido desde la presidencia de Néstor Kirchner. Según él, este relato de los vencidos, paradoja que instaura Antonio Gramsci desde la prisión y que los convierte en los reinventores del relato de los vencedores, es la que ha permitido a Montoneros (a los que tácitamente adhiere al kirchnerismo y sus adeptos) dar vuelta la Verdad de los setenta. De paso, y técnicamente, los militares presos que aún esperan sentencia son presos políticos.

Pero la cosa todavía es más grave. En ese ansia desmedida de no intentar una síntesis superadora entre el relato setentista y el antisetentista (es decir, en palabras de Duhalde, gobernar para los que quieren a Videla y para los que no lo quieren), sino de empujar al límite de lo tolerable todo los supuestos establecidos, los Kirchner han encontrado aliados incondicionales: las Madres de Plaza de Mayo. "Hay, así, dos capítulos en la historia de las Madres, uno admirable y otro nebuloso porque algunas de ellas podrían haber recibido cuantiosas prebendas a cambio de su adhesión."

 El largo discurso de Cristina Kirchner del último martes dejó perplejos a los observadores por el contraste entre sus premisas y sus conclusiones. "¿Qué podría hacer entonces Cristina?", se pregunta nuestro amigo aqueo (¿será por eso que siempre estuve del lado de los troyanos?), "no haber pronunciado el discurso". ¿Y por qué? Porque no cumplió con lo que temían los más agoreros: la intervención de la Planta de Papel Prensa, porque prefirió dar curso a la Justicia en este caso e intentar que los legisladores declaren de interés público el abastecimiento de celulosa para papel periódico. Nada más y nada menos.

Morales Solá sentencia: El ritmo de la ofensiva kirchnerista contra la prensa depende ahora de los jueces. La caja que abrió el Gobierno podría desatar otras guerras. David Graiver controló fondos de los Montoneros y ésta fue la peor consecuencia para su familia después de su muerte. ¿Cómo se financiaron los Montoneros? ¿A quiénes solventaron con sus recursos para que los ayudaran? ¿Cuáles eran las formas de extorsionar de esos jefes guerrilleros? ¿Dónde fueron a parar los millones de dólares que recaudaron mediante secuestros? ¿Acaso una investigación cabal y seria del pasado no llevaría hasta el propio Perón, si se hurgara en los orígenes de la criminal y paraestatal Triple A?

Claro que la caja que se abrió podría desatar otras guerras, podría pedir explicaciones del origen biológico de los hijos de la señora de Noble, podría preguntar por qué algunos silencios son un grito atronador que no es fácil de evitar. Podría preguntar... el problema será si estamos dispuestos a hacernos cargo de esas respuestas. Si es cierto que "desde el final del peronismo setentista, en manos de Isabel Perón, no se veía en democracia una estirpe de oficialistas tan primitiva y cerril." será mejor entonces que estemos preparados para decidir de qué lado queremos quedar parados cuando las cosas vuelvan a su cauce natural, cuando el relato aquietador de conciencias vuelva a tomar impulso y nada de todo esto se haya dicho.

Entonces, y sólo entonces, quizá aparezca algún joven inquisidor que nos interrogará preguntando por qué tomamos las decisiones que tomamos, por qué en el momento crucial de nuestra existencia no elegimos ir hasta el fondo. Si eso ocurre y lo dejamos pasar, de nuevo volveremos a ser derechos y humanos y de nada habrá servido bajar el cuadro de Videla, de nada habrá servido enjuiciarlo y, con un poco de suerte, encarcelarlo. De nada habrá servido cuestionar nuestro pasado y encararnos con nuestros muertos, porque no habrá sido más que un diletante ejercicio del peor gusto.


Informe "Papel Prensa, la Verdad" en Casa Rosada (Cadena nacional de Cristina F. Kirchner el 24/08/2010) from Cesar Zamboni on Vimeo.